El presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina – FECACERA- apunta a los derechos de exportación
La Nación – Junio 2022
En un mundo que ha trastocado de forma vertiginosa las variables del comercio internacional, con la pandemia y luego con la guerra, la Argentina asume una posición privilegiada por su capacidad de generar alimento y energía, dos insumos que ponen en riesgo la economía global. Sin embargo, problemáticas estructurales como la escasez de divisas generan un embotellamiento en la vía por donde salen las exportaciones e ingresan las importaciones.
La problemática que exige a la administración central regular y mantener una brecha entre el dólar oficial -al que liquidan los exportadores y el “libre” con el que se mide gran parte de la economía local, resta previsibilidad en un contexto mundial marcado por la incertidumbre.
“Menos mal que somos productores de muchas de las materias primas que están poniendo en jaque al mundo”, analiza con optimismo Miguel Zonnaras presidente de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (FECACERA), que agrupa a 13 cámaras de comercio exterior provinciales y regionales, y asume que, pese a todo, la situación en términos comparativos con aquellos países que dependen de la importación de alimentos desde otros orígenes es “mucho mejor”.
En ese sentido, y consciente del impacto que genera en el mercado interno el elevado precio de los commodities que permanecen en alza desde que iniciaron los bombardeos de Rusia en Ucrania, el dirigente empresario plantea como alternativa una “administración inteligente” que le permita a la Argentina aprovechar el momento exterior sin descuidar el frente interno y mantener las variables dentro de parámetros razonables.
En diálogo con LA NACiON el titular de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba que se desempeña como director de Georgalos en la actividad privada, valoró la quita de retenciones a productos de las economías regionales y ratificó que los Derechos de Exportación son un “fuerte desincentivo a la hora de exportar, dado que afectan la competitividad”.
FECACERA, creada como una coordinadora de entidades a principios de la década del 80, formalizó su institucionalización en 1998. Actualmente está integrada por 17 cámaras empresarias de 13 provincias y, en conjunto, representan el 65% de las exportaciones de la Argentina.
P –¿Cómo evalúa la situación de las exportaciones regionales?
R –Si tomamos como referencia el 2020, que en el marco de la pandemia tuvo un desempeño muy bajo, el comportamiento general de las exportaciones en el año 2021 ha sido positivo. Nuestro concepto fundamental es que la Argentina debe como mínimo, duplicar sus exportaciones, porque es el único camino para lograr el desarrollo sustentable que nuestro país necesita.
Hace un siglo la participación argentina en las exportaciones mundiales llegó al 3%. En los últimos 20 años se ubicó por debajo del 0,4%. Además, mientras que el nivel de exportaciones y servicios medido en dólares sobre el PBi suele alcanzar el 24% a nivel regional, en la Argentina esa cifra se sitúa en torno al 17%.
P –Frente a la falta de estabilidad macroeconómica ¿cuáles son los desafíos para crecer?
R –Ante los vaivenes económicos locales e internacionales, sin duda, una empresa exportadora tiene mejores oportunidades para desarrollarse, crecer y alcanzar mayor sustentabilidad. Exportar incrementa la eficiencia y competitividad de las empresas, generando a su vez, puestos de trabajo de calidad y mejor remunerados que nuestro país necesita urgentemente. Sin embargo, para lograr ese cometido, una empresa debe realizar importantes esfuerzos con miras a un resultado exitoso en el acceso a los mercados mundiales, y esto se mide en el mediano y largo plazo.
Hoy, el principal desafío de la Argentina para promover una verdadera inserción internacional de todas las empresas -más allá de su tamaño y localización en la geografía nacional- es generar condiciones de previsibilidad, con reglas de juego claras y permanentes.
P –Principalmente, ¿cuáles?
R –Debe modernizarse el marco legal y regulatorio, con controles eficientes, que faciliten tanto la exportación como la importación de bienes de capital, partes e insumos no producidos localmente.
La política de desarrollo de comercio internacional debe considerar necesariamente la realidad de las diferentes economías regionales para promover herramientas específicas que les permitan alcanzar un alto grado de inserción global de manera efectiva y creciente. No pueden estar ausente de estas políticas las cuestiones vinculadas a la infraestructura y logística para dar fluidez y eficiencia a la operatoria que se practica desde el interior del interior.
Además, definir una estrategia de integración en línea con un escenario mundial cambiante y cada vez más complejo, caracterizado por una creciente internacionalización de los capitales, las inversiones y la producción, que no reconocen las fronteras tradicionales y se concentran en regiones que poseen las condiciones productivas y las reglas de juego más favorables.
P –Y a nivel micro ¿qué decisiones pueden pesar en la balanza exportadora?
R –Es clave generar las oportunidades adecuadas para atraer las inversiones y las tecnologías que permitan avanzar hacia la integración productiva, la generación de valor agregado y la especialización. Como condición necesaria debe recrearse un escenario de estabilidad económica y política, y de seguridad jurídica, ya que sin ello es impensable definir un programa de competitividad y de inserción externa que pueda alcanzar resultados positivos.
En paralelo, otro aspecto relevante son las acciones de promoción, que interpreten y atiendan las reales necesidades de los exportadores de todas las regiones del país. En este punto, es importante diseñar sistemas descentralizados de gestión, apoyados por las provincias y las cámaras empresarias específicas del sector a nivel regional.
P –¿Cuánto influye la quita de retenciones en los mejores resultados?
R –Es impensable un programa de desarrollo de las exportaciones sin revisar el tema de las retenciones. Ningún país que tenga activa presencia en los mercados internacionales grava sus exportaciones. Muy por el contrario, devuelve los impuestos indirectos que gravan la actividad y, en este sentido, Argentina no debe ser la excepción.
Estos impuestos constituyen un fuerte desincentivo a la hora de exportar, dado que afectan la competitividad. Se puede comprender la aplicación de estos derechos de manera absolutamente coyuntural y cuya eliminación debe ser progresiva.
Un programa efectivo de aliento a las exportaciones de producciones regionales, no sólo debe eliminar impuestos distorsivos, sino considerar estímulos específicos que aumenten la competitividad de las mismas con mira sala internacionalización, de manera armónica y con una fuerte mirada federal.
P –¿Cuáles son las perspectivas para 2022?
R –La Argentina debe salir del esquema de primerización de sus exportaciones alentando procesos de valor agregado en cada una de las regiones de su vasto territorio. Según datos del INDEC, en 2021 el 30% de lo exportado se originó en el complejo sojero; 11,9% por el maíz, y recién en tercer lugar, con el 9,1% se encuentra el sector automotor.
Un sector que está llamado a tener un rol preponderante en la composición de las exportaciones argentinas es el de servicios. La economía del conocimiento es generadora de productos y servicios y, al mismo tiempo, mejora los procesos, logrando que las empresas sean más eficientes, competitivas, inteligentes. Este es un sector que tiene una amplia potencialidad y hay que apoyarlo decididamente a través de herramientas específicas para lograr un mayor desarrollo.
En 2021 se registraron 33 subas de un total de 40 complejos exportadores, según el Indec, a diferencia de lo ocurrido durante 2020, por el freno en el comercio internacional que generó la pandemia.